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Los equipos de rescate están utilizando equipo pesado para cavar entre los escombros de un deslizamiento de tierra que enterró casas y personas en la pequeña ciudad de Atsuma, en la prefectura isleña de Hokkaido, en el norte de Japón.
El deslizamiento de tierra fue provocado por un terremoto de magnitud 6.7 que sacudió la isla el jueves, matando al menos a 18 personas, derrumbando casas y cortando el suministro de energía a millones de hogares.
Es el más reciente de una serie de desastres que han afectado al país, después de múltiples muertes causadas por un tifón severo, inundaciones y olas de calor este verano. Los expertos dicen que esto podría ser la "nueva normalidad".
Hasta 40,000 trabajadores de rescate, incluyendo 22,000 soldados de las Fuerzas de Autodefensa de Japón, trabajaron toda la noche en Atsuma el jueves buscando sobrevivientes y residentes que se teme esten enterrados entre los escombros.
Las familias de los desaparecidos se pararon ansiosamente mientras los equipos cavaban profundamente en la tierra desplazada.
Una residente, Tenma Takimoto, de 17 años, estaba esperando que su hermana fuera descubierta, finalmente la encontró un trabajador de rescate que tuvo que cavar con sus manos para poder sacarla.
El caos ha prevalecido este verano en Japón, ya que el país ha tenido que soportar semanas de inundaciones, tifones, terremotos, deslizamientos de tierra y olas de calor, en lo que los expertos en gestión de desastres dicen que es una señal de lo que está por venir.
El terremoto del jueves se produjo pocos días después del tifón más fuerte que ha golpeado el territorio continental de Japón en 25 años. La tormenta causó al menos 10 muertes.
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